Hace 4.000 millones de años, cuando la tierra era un caldero, apareció el milagro de la vida. En medio de una atmósfera inhóspita, llena de CO2 y vapor de agua, aparecieron los primeros organismos, las arqueobacterias que consumían la energía térmica de la Tierra. Estos microorganismos evolucionaron y comenzaron a capturar la energía del Sol a través de la fotosíntesis. Los primeros organismos fotosintéticos fueron las algas verde-azuladas (Cyanophytas), familia a la cual Spirulina pertenece.
A través de los eones de tiempo, millones de estos organismos han vivido transformando CO2 en materia orgánica y liberando Oxígeno, una actividad que lentamente cambió nuestra atmósfera haciendo posible la evolución de otras formas de vida. Así, primero aparecieron las algas verdes como Chlorella (Chlorophyta), que son los ancestros de toda la vida vegetal. En el océano, la vida floreció generando capa tras capa de sustrato en el fondo marino y mucho alimento para la vida animal, entonces los peces aparecieron en el océano.
Casi 3.500 millones de años después de la primera forma de vida apareció la vida vegetal terrestre, y hace sólo 100 millones de años aparecieron las primeras flores. La vida en la tierra ha sido desde entonces una sucesión de especies exitosas, una tras otra, heredando el patrimonio de la vida; una atmósfera respirable y abundante alimento, donde todas las especies tienen su lugar, ninguna es inútil o maligna.
Es en esta tierra donde aparece el ser humano, hace sólo 200.000 años, y a pesar de su debilidad inherente, logra conquistar todos los hábitat y dominar a todos los animales. Hace sólo 10.000 años el hombre crea la agricultura, creando prodigiosos esfuerzos para cultivar en la tierra todos los alimentos. La agricultura ha sido enseñada generación tras generación con devoción y trabajo arduo.
Hace sólo 200 años la humanidad descubrió el poder enterrado bajo las capas de la tierra, grandes masas de Microalgas cocinadas por milenios para transformarse en petróleo. La revolución fue tan grande que los principios de la agricultura tradicional fueron reemplazados por maquinaria y pesticidas, dando origen a una cantidad sin precedentes de alimento. Así, la humanidad saltó de una población que siempre estuvo en los 400 millones de habitantes, a los casi 7.000 millones de habitantes que tiene hoy.
Pero el regalo de las Microalgas del pasado no es para siempre, las reservas de petróleo son finitas, y nuestra dependencia de esta fuente energética pone en riesgo la sobrevivencia de la humanidad.
Todo ciclo termina como comienza y hoy, nuestra atención se vuelve a las Microalgas, que son el origen de la vida y el sustento del futuro; son un alimento capaz de sostener a toda la humanidad sin recurrir a la maquinaria agrícola y a los pesticidas, entregarnos salud desde adentro y a la vez sanar al planeta del exceso de CO2 que hemos emitido. Es tiempo de conocerlas, honrarlas y multiplicarlas para renovar el ciclo de la vida.